Después de varias semanas de la implantación del registro obligatorio de la jornada diaria cada vez surge más dudas sobre la aplicación de la norma entre empresarios y consultas a los propios inspectores y despachos de abogados.
¿Qué hacer en una empresa en la que todos sus miembros trabajan desde casa? ¿Y si el empleado viaja a otro país? ¿Qué hacer cuando los empleados tienen un régimen de libre disponibilidad?
¿Qué ocurriría por ejemplo en el caso de un trabajador que tenga el citado régimen de libre disponibilidad que sea despedido y no conforme decida demandar a su empresa para reclamarle horas extra no pagadas alegando que ha roto ese régimen?
Lorenzo Amor reclama al gobierno que los autónomos con trabajadores queden exentos de la norma porque «la ley no puede ser igual para una empresa con 50 trabajadores que para un pequeño empresario con dos trabajadores». La Justicia europea instó a los gobiernos que tuvieran en cuenta el tamaño de la empresa a la hora de legislar.
Añade, «Va a ser muy difícil que la norma pueda cumplirse en muchas actividades, sobre todo en las que no se realizan en el centro de trabajo. Y, además, y si el trabajador no quiere, pues no ficha, porque el decreto no deja claro cuáles son sus obligaciones», explica el presidente de ATA, para el que «se puede romper el buen clima de confianza entre empresarios y trabajadores».
"Hoy hay muchas actividades que no se desarrollan en un centro de trabajo y profesiones como la abogacía o empresas como las pymes que piden quedar exentos", insistió. Según Amor, "por supuesto que hay que controlar al 5% o menos de empresarios que abusan del horario laboral y no pagan horas extra, pero no se puede penalizar a todo el colectivo por este pequeño porcentaje".
Desde CEIM consideran equivocada la filosofía controladora hacia los trabajadores. «El entorno de la empresa ha cambiado y no es de control, sino de confianza y de flexibilidad. No estamos dispuestos a colocar una cámara detrás de cada trabajador para controlar qué hace»,