Discrepan, sin embargo, sobre la utilidad del Impuesto sobre el Patrimonio.
Los fiscalistas coinciden en que es necesario repensar el papel de la
tributación sobre la riqueza y del Impuesto sobre el Patrimonio. Sin embargo,
hay diversidad de opiniones sobre su utilidad, tal y como ha quedado patente en
la jornada ¿Qué hacer con el Impuesto sobre el Patrimonio?, organizada por el
Consejo General de Economistas.
Así, Juan Corona, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad
Abat Oliba CEU, ha explicado que "puede diseñarse un buen sistema
tributario sin necesidad de gravar la riqueza como hecho imponible.
Si hubiera que gravarla, existen alternativas no utilizadas en el gravamen de
la riqueza: por ejemplo, la tributación de los bienes suntuarios con tipos
específicos de IVA. En ningún caso con imputaciones ficticias utilizando
figuras como el IRPF".
Diversidad
tributaria
Agustín Fernández, presidente del Registro de Economistas Asesores
Fiscales, ha señalado que "deberíamos pensar en un impuesto con un mínimo
exento más elevado que el vigente con carácter general, con una tarifa mucho
menos progresiva que la actual y dejando una capacidad normativa a las
comunidades autónomas para regular dicha tarifa". Menéndez
considera que "la imposición sobre la riqueza no puede medirse mediante el
análisis de un único impuesto.
Salvador Guillermo, secretario general adjunto y director de Economía
de Foment, ha razonado que "la realidad es tozuda, y nadie piensa en ello,
ni hay un vivo debate sobre la existencia de dicha figura tributaria, salvo en
España, y no para aproximarnos a Europa".
Guillermo se ha referido a que "se dan dos figuras clásicas, una
la imposición sobre Sucesiones y Donaciones, que existe en la gran mayoría de
países, aunque en el caso español, se caracteriza por unos tipos impositivos
elevados, y con algunas bonificaciones, que sería recomendable alinear
con el conjunto de países, con unos tipos impositivos substancialmente
menores, que se movieran entre un 5-10, y un mayor mínimo exento".
Jaume Menéndez: "No se
puede aspirar a reducir la desigualdad sin mirar a las políticas de ingreso y
gasto público"
Además, ha indicado que "hay un Impuesto sobre el Patrimonio, que
es inexistente en los países europeos, ya que su papel redistributivo es muy
escaso, y, en cambio, favorece la movilidad de personas en jurisdicciones
fiscales más atractivas".
Por su parte, Agustín Fernández, presidente del Registro de Economistas
Asesores Fiscales, estima que "la imposición sobre la riqueza puede ayudar
a que el sistema tributario cumpla con los principios de progresividad
y capacidad económica que le exige nuestra Constitución, pero ello no
implica que tenga que existir un Impuesto sobre el Patrimonio como el
actual".
Jaume Menéndez, de la Comisión Fiscalistad-Reaf del Colegio de
Economistas de Cataluña, ha señalado que "un sistema tributario es, además
de un mecanismo de recaudación, un sistema de redistribución y, según se diseñe
y aplique, podrá aumentar o reducir las desigualdades. No se puede aspirar a
reducir la desigualdad sin mirar a las políticas de ingreso y gasto
público". Debe encontrarse el punto de equilibrio entre la tributación de
la posesión (IBI, IP, Plusvalía municipal) y de la transmisión (IRPF, IS, IVA,
ITP). Sería recomendable rediseñar, en su conjunto, el sistema fiscal europeo
mediante unas directivas que acotaran los principios de la imposición de la
riqueza".
Corona, finalmente, entiende que "como principio tributario básico, la riqueza es gravada en su obtención y en su gasto, por lo que siempre se trataría de doble imposición. El Impuesto sobre el Patrimonio es especialmente nocivo para la economía, como demuestra su supresión por la práctica totalidad de países avanzados del mundo".
FUENTE: EL ECONOMISTA
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